Oraciones del Mar: El origen del nombre de Isla Jesusita

Cómo una formación rocosa costera dio nombre a una isla y se convirtió en símbolo para su comunidad

Cada isla tiene su historia, y algunas no comienzan con grandes acontecimientos, sino con un detalle silencioso de la naturaleza que logra cautivar el corazón. Isla Chiquita, el primer y único hotel de glamping en isla de Costa Rica, se encuentra en un terreno que forma parte de una isla mayor: Isla Jesusita. Su nombre se remonta a una icónica formación rocosa ubicada muy cerca de su costa, visible para quienes llegan en bote. Desde el ángulo preciso, especialmente al aproximarse por el Golfo de Nicoya, esta roca erosionada revela la inconfundible silueta de dos manos suavemente unidas en oración, una imagen que por generaciones ha inspirado asombro, devoción y el cariñoso nombre “Jesusita”.

Un nombre de fe y reverencia

“Jesusita” es un diminutivo afectuoso de “Jesús”, usado para transmitir cercanía, aprecio y profundo respeto. Durante décadas, pescadores y habitantes de Paquera han llamado así a esta pequeña isla en el corazón del golfo. El nombre surgió de manera natural, transmitido de voz en voz, arraigado en la imagen de esas manos plegadas.
No existen registros oficiales que indiquen el momento exacto en que la isla recibió su nombre. No hubo decreto ni ceremonia. La historia de Jesusita vive en la tradición oral: en las conversaciones entre vecinos, en el intercambio cotidiano de los pescadores al regresar con su captura, en los comentarios de viajeros que notaban la formación al acercarse en ferry. Con el tiempo, el nombre quedó tan arraigado que nadie necesitaba preguntar qué significaba. Todos sabían que se trataba de “la isla de las manos en oración”.

Un hito para el viajero del mar

Para quien navega en ferry hacia Paquera, la roca es parte del ritual de llegada. Mientras la embarcación avanza sobre las tranquilas aguas del golfo, la vista busca instintivamente la línea de costa. Y allí está —a la izquierda al aproximarse— la silueta inconfundible recortada contra el horizonte.
Para los locales, es una señal de que el hogar está cerca. Para los visitantes, suele ser la primera introducción al simbolismo y las historias que entrelazan la Península de Nicoya. La imagen despierta más que curiosidad; invita a pausa y reflexión. Algunos la perciben como una bendición, otros como un recordatorio de la importancia de detenerse y admirar la belleza del momento presente.
Esta formación natural es mucho más que una referencia geográfica. Es un punto espiritual de orientación, un lazo entre la tierra, el mar y la memoria colectiva de una comunidad.

De roca a identidad

Las “manos en oración” de Isla Jesusita son más que una curiosidad: forman parte de su identidad. Para la gente de Paquera, la formación es un hito entrañable y familiar, presente en incontables faenas de pesca, travesías en ferry y paseos familiares. Señalarla a quienes la ven por primera vez es casi instintivo, parte del acto de compartir historias locales. Con el tiempo, la roca se ha convertido en símbolo de pertenencia, en un recordatorio del hogar para quienes viven cerca y en un fragmento del patrimonio costero que los residentes se enorgullecen de transmitir.

La ciencia detrás del símbolo

Aunque el encanto de la historia reside en la imagen de las manos plegadas, su origen es fruto de la geología y el paso del tiempo. El Golfo de Nicoya es célebre por sus formaciones costeras, muchas moldeadas durante milenios por la acción combinada del viento, las olas y las mareas.
La roca emblemática de Jesusita podría estar compuesta por basalto o piedra sedimentaria volcánica —comunes en la región— y haber sido esculpida gradualmente por la constante erosión marina. Bordes afilados se han suavizado, surcos se han profundizado y las formas se han alineado hasta evocar un gesto profundamente humano. Fenómenos similares pueden encontrarse en otras islas cercanas, pero ninguno con la presencia poética de las manos en oración de Jesusita.
Este encuentro entre ciencia y simbolismo es parte de lo que hace que la formación sea tan cautivadora. Es, a la vez, un evento geológico y un emblema cultural, prueba de que la naturaleza y la imaginación humana pueden unirse para crear significados perdurables.

Le invitamos a verlo con sus propios ojos

Hoy, Isla Jesusita alberga a Isla Chiquita Glamping Hotel, un refugio donde el confort de lujosas tiendas se combina con la belleza natural de la isla. Quienes llegan en bote son recibidos no solo por las cálidas sonrisas del equipo, sino también por la misma roca costera que ha custodiado la isla durante generaciones. La formación despierta conversaciones, invita a tomar fotografías y, para muchos, ofrece un momento de conexión íntima con el lugar.
No es difícil entender por qué esta imagen ha perdurado en la memoria local. Imagine llegar tras una travesía por el golfo reluciente, sintiendo la brisa marina en el rostro, y descubrir esa silueta inconfundible recortada contra el cielo y el mar. La interprete como una oración, una bienvenida o simplemente como una hermosa rareza de la naturaleza, la impresión que deja es indeleble.
Para la comunidad de Paquera, sigue siendo una parte querida de su paisaje marítimo: un vínculo con el pasado y un símbolo de la belleza natural que sostiene tanto la vida diaria como el turismo. Para los visitantes, es una historia para llevar consigo, un relato que habla de pequeños detalles capaces de encerrar un gran significado.

Donde la naturaleza y la historia se encuentran

En Costa Rica, no es raro que los lugares reciban su nombre de elementos naturales con resonancia religiosa o simbólica. Desde montañas y ríos hasta pequeñas ensenadas, los nombres suelen surgir de las formas, colores o sensaciones que despierta el paisaje. El nombre de Isla Jesusita sigue esta tradición, pero su historia destaca por la forma en que une memoria comunitaria, belleza natural y la poesía silenciosa del mar.
Hay algo profundamente humano en ver reflejadas nuestras creencias y emociones en los contornos del mundo natural. Tal vez por eso las manos en oración de Jesusita han permanecido como una presencia constante en el corazón de quienes viven cerca y de quienes pasan por allí. Recuerdan que el significado muchas veces se encuentra en lo más sencillo: la curva de una piedra, una historia compartida, un nombre pronunciado con afecto.
Así que, la próxima vez que viaje a Isla Chiquita, mantenga la vista en el horizonte al acercarse a Paquera. Busque la roca que muestra manos unidas en oración. En ese instante, formará parte de una tradición que ha perdurado por décadas —nacida del mar, el viento y la eterna conexión entre las personas y su entorno.